miércoles, 27 de junio de 2012

Silencio: Lenguaje mundial


Para mí el silencio es la peor omisión. Muchas veces por callar y no decir lo que sentimos el silencio invade, invade para mal. Siempre decimos que queremos estar en silencio, pero lo que realmente queremos decir es que queremos estar tranquilos, sin ningún problema, conflicto, o, incluso, dilema. Queremos estar sin voces que nos reclamen, sin una conciencia que nos reproche, por esa razón nos hacemos uno con el silencio. Dicen que el silencio otorga, pero también quita. Por el miedo nos callamos, por las reacciones callamos, dejamos que el silencio sea nuestro lenguaje, un lenguaje muerto y sin significado. ¿Cuantas cosas nos hemos perdido por callar?, si ya aprendí a aceptarme, a pensar, ¿por que seguimos callados?. Cuanto más tiempo duré el silencio mucho más nos afecta. En todos lados el silencio está presente, muchas veces para no decir una verdad o para descifrar una mentira. Cuando una persona muy querida se va de nuestro lado sentimos la necesidad de decirle todo lo que no pudimos decirle alguna vez. Escribo esto no lo escribo por reproche, o para hacerle a alguien un mal mientras, lee mis palabras, recuerda alguna oportunidad para hablar y callo, lo escribo para que piense dos veces antes de callar. Lo escribo para que reflexione lo mucho que se pierde por callar. Es verdad, mucha gente lo tomaría diferente, mucha gente piensa que nuestras opiniones no valen, pero es mentira, lo dicen porque, ellos, los juzgadores, realmente tienen miedo a su opinión, tienen que apoyarse del silencio de otro, tienen que hablar cuando es necesario, y elegir las palabras correctas. Me refiero a que todos sentimos miedo a expresarnos, incluso las personas seguras. Lo único que quiero que entienda el lector al leer esto es que no es el único que tiene miedo que su opinión no sea la correcta, que su saber sea menor, sentir que sus sentimientos serán pisados nuevamente. Que no calle, que hable, que se exprese, que se defienda, que realmente sienta que importa, que le importe un bledo si a los demás les cayó bien su opinión. Pero el punto más importante que tiene que aceptar uno es el de la confianza si no hay confianza en las palabras, no tiene sentido tratar de que a otro le llegue lo que uno dice. 

De los errores se aprenden, callar es uno grave.

Yo misma calle muchas veces, yo también tuve miedo al rechazo de terceros. Pero aprendí, miento, sigo aprendiendo, porque no hay día en que no me equivoco. 

Todo lo que se realiza tiene propósito, el error de callar nos enseña que aunque la reacción de alguien más no sea la esperada, nos sentimos aliviados con nosotros mismos.

NO NOS CALLEMOS MÁS, NO DEJEMOS QUE EL SILENCIO SEA PARTE DE NOSOTROS. 

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